jueves, 29 de septiembre de 2011

Frédéric BAZILLE (1841-1870) "El taller del artista"

Con esta representación del estudio de un artista en el siglo XIX, Frédéric Bazille nos deja entrar en el recinto de su intimidad creadora, una amplia habitación que ocupaba desde enero de 1868.

El pintor había alquilado con anterioridad en la parisina calle Visconti un minúsculo estudio donde carecía del espacio necesario para pintar sus grandes telas. A finales de diciembre de 1867 escribía a su hermano:"Definitivamente, voy a cambiar de estudio. Diga mamá lo que diga, en la calle Visconti me falta sitio. He alquilado un inmenso estudio en Batignoles. Cuesta doscientos francos más..."

LA OBRA

Su amigo Edmond Maìtre, un aficionado bordelés, toca el piano. A la izquierda, a mitad de la escalera, se reconoce a Émile Zola, el autor de Germinal, charlando con el pintor Auguste Renoir, negligentemente sentado en una mesa. En el centro del cuadro, hablando de pintura ante una tela aún sobre el caballete, Bazille presenta su trabajo a Manet y Monet, sus amigos.

LA CRÍTICA

En la pared se reconocen telas de Bazille, así como también de otros impresionistas, comoLa bañista de Renoir, rechazada por el Salón de 1866. Pascal Bonafoux comentó: "Pintar en un cuadro un Renoir rechazado, pintar además una de las propias telas, rechazada por el mismo Salón, es desafiar la sentencia del jurado, es hacerle frente". Estamos en 1870, cuatro años antes del nacimiento oficial del movimiento impresionista, y estos jóvenes pintores se mofaban así de las "momias" detentoras del gusto oficial. Bazille exclamaba:"Lo que me encanta es que hay contra nosotros una auténtica animosidad. M. Gérôme(uno de los miembros del jurado) es quien mete cizaña; nos ha tratado de banda de locos y ha declarado que es su deber hacer cualquier cosa para impedir que nuestras telas salgan a la luz". Y sin embargo, esta vista del estudio de Batignoles parece bien clásica, tanto en su composición -perspectiva equilibrada, líneas de fuga bien trazadas- como en su tratamiento: los rostros son lo bastante detallados como para reconocer a cada uno de los personajes.

LA HISTORIA

El cuadro permaneció en manos de la familia Bazille hasta 1924, fecha en la que Marc, hermano del pintor, la legó al Musée du Luxembourg. Entró en el Louvre en 1931; luego pasó al Jeu de Paume y, en 1986, al Musée d'Orsay.

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